
Alejandro Bercovich analizó el conflicto por la mina San Jorge en Mendoza como una ventana para ver el proyecto económico de Javier Milei y sus consecuencias sociales:“En el modelo que dicen genera riqueza, esa riqueza se queda en muy poquitas manos; derramar no derrama nada”, aseguró.
Bercovich partió de la tensión creciente en la provincia, donde miles de personas volvieron a movilizarse contra el proyecto megaminero al que cuestionan por su impacto ambiental. En ese contexto, Milei aseguró que “esta nueva Argentina crecerá de la mano de los tres principales vectores de la economía: el campo, la energía y la minería”. Para el periodista, ahí se transparenta un modelo que relega a la mayoría.
El periodista trajo cifras del Instituto Gino Germani. Indicó que entre el segundo trimestre de 2023 y el de 2024 se destruyeron “193 mil puestos de trabajo menos” en la industria manufacturera y “más de 200 mil puestos” en la administración pública. A eso sumó el derrumbe de la construcción, que registró “112 mil empleados menos” tras la paralización total de la obra pública.
Frente a esa caída, contrapuso el aporte real de la minería, uno de los sectores que el Presidente destaca como motor del futuro. Según los mismos datos, la explotación de minas y canteras creó “11.402” empleos en dos años. Bercovich remarcó que incluso esos puestos no necesariamente derraman en mas trabajo para las comunidades locales, ya que en provincias como Catamarca muchas empresas llevan técnicos extranjeros y funcionan como enclaves sin generar encadenamientos productivos.
El caso San Jorge, advirtió, ilustra ese problema: aún cuando promete “2.400 empleos”, buena parte de los puestos especializados suelen ser cubiertos por técnicos extranjeros, conformando enclaves que no generan encadenamientos en la comunidad.
En paralelo, quienes pierden trabajos industriales o de la construcción terminan empujados a la informalidad: “Las actividades que tienen asalariados formales en estos dos años expulsaron 407 mil personas” mientras crecieron los cuentapropistas precarios, sin que eso alcance para compensar la caída laboral.
Bercovich conectó este deterioro con la reforma laboral que el Gobierno impulsa, orientada a “facilitar y abaratar los despidos” y a desfinanciar futuros aportes jubilatorios. De esta forma, Mendoza funciona como la escena inicial de un modelo que excluye.