En una edición especial de Pasaron Cosas transmitida en vivo desde la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el periodista Alejandro Bercovich presentó su nuevo libro, El país que quieren los dueños, y dedicó su editorial -titulada “El Tabú de los Dueños” – a reflexionar sobre el vínculo entre el poder económico y el actual gobierno de Javier Milei.
Durante su editorial, el conductor de Pasaron Cosas volvió sobre la idea central de su nuevo libro: la necesidad de repensar el rol de las elites y grupos económicos en la vida democrática del país.
“Durante los últimos dos años ha habido muchos intentos por explicar cómo fue que llegó Javier Milei al poder. Qué nos pasó a los argentinos que entró a gobernar un tipo que todo el mundo consideraba ‘un loco’, alguien que no tenía ni por asomo las cualidades de estar al frente del Poder Ejecutivo”, arrancó diciendo Bercovich ante el público presente.
En ese marco, el conductor puso el foco en el apoyo que recibió Milei por parte de los grandes grupos empresarios en la recta final de la campaña presidencial. “Los dueños que no apostaban por Milei algunos meses antes de que fuera electo, apostaron con todo por él cuando llegó el balotaje electoral. Y ganaron”, sentenció. “Después de que ganaron, el símbolo de la motosierra sedujo a los dueños de Argentina”.
Para Bercovich, lo que Milei propone no es simplemente una ideología libertaria, sino un proyecto económico regresivo que se adapta bien a ciertos sectores del poder empresarial: “La apuesta política por el anarcocapitalismo de Milei es el reflejo de su resignación a que el país termine de desmantelar su entrada industrial, abandone sus ambiciones científico-tecnológicas, contraiga su mercado interno y se limite a proveer energía, minerales y proteína vegetal a las grandes potencias”.
“Este es un proyecto que los dueños ya abrazaron en el pasado y que puede resultar rentable en el corto plazo, pero que también fija un techo a sus propios márgenes de ganancia y de acumulación de capital frente a otro tipo de capitalismo”, analizó.
La motosierra, que en campaña se transformó en ícono de achique del Estado, representa mucho más que una consigna, según el autor: “Los dueños vieron en la motosierra la concreción de un sueño, que es la reducción del Estado, en tanto que los dueños ven al Estado como un adversario político”.