
Alejandro Bercovich se refirió a la inminencia de una intervención militar de Estados Unidos en Venezuela y el riesgo de que Argentina quede arrastrada en el conflicto. El periodista sostuvo que “estamos a las puertas de una posible guerra abierta en nuestro continente” y cuestionó que parte de la dirigencia esté dispuesta a alinearse con la estrategia de Washington.
Bercovich repasó la situación actual en Sudamérica, donde Estados Unidos “tiene estacionado un portaaviones, el más grande del mundo, el USS Gerald Ford” y lanzó un ultimátum a Nicolás Maduro cuyo vencimiento, advirtió, podría desatar una invasión terrestre.
Asimismo, Bercovich refirió que si bien actualmente “en Venezuela hay una dictadura”, remarcó que la amenaza de Donald Trump no se apoya ni siquiera en la impugnación a las elecciones venezolanas, sino que lo amenaza con una acusación falsa “diciendo que es el líder de un cartel narco… cosa que no probó”.
Recordó además los operativos en el Caribe donde Estados Unidos “ya hundió más de una docena de lanchas, mató a 80 personas” bajo el argumento de que traficaban droga, acciones que calificó de violatorias incluso de las reglas históricas de la guerra y que están siendo repudiadas dentro del propio país norteamericano.
El editorial también cuestionó la política exterior del gobierno argentino, especialmente tras la llegada de los F-16 comprados a Dinamarca por 300 millones de dólares. Bercovich subrayó que “los F-16 que tienen 40 años de antigüedad” y vinculó esa compra con la intención de congraciarse con Washington, pese a que el país enfrenta necesidades urgentes en otras áreas del gasto público. Advirtió incluso que Milei “ya amagó con hacerle a Donald Trump de felpudo también en Venezuela denunciando un montón de cosas ante la ONU”.
En ese contexto, lanzó la pregunta: “¿Milei nos puede meter en una guerra en Venezuela?”. Bercovich consideró que un ataque estadounidense provocaría una catástrofe humanitaria inmediata, con millones de venezolanos huyendo hacia los países vecinos, un escenario “diez veces más dramático” que las olas migratorias recientes.
Hacia el cierre, expresó su deseo de que la sociedad argentina rechace cualquier participación en cuestiones bélicas: “Me esperanza pensar que vamos a ser muchos los que le digamos no a la guerra”. Y concluyó que la dirigencia debería poner este debate “sobre el tapete como debería”, porque las decisiones que se tomen hoy pueden alterar de la noche a la mañana la vida cotidiana del país y de toda la región.