Alejandro Bercovich analizó el atentado antisemita ocurrido en Bondi Beach, Australia, y a advertir sobre el modo en que ese hecho es utilizado políticamente para reforzar discursos de odio, supremacismo y cierre cultural. En ese marco, cuestionó a líderes y empresarios que, lejos de contribuir a frenar la violencia, “terminan alimentando el antisemitismo” al promover lecturas alineadas con la ultraderecha global.
El periodista comenzó con un fuerte repudio al ataque que dejó 16 personas muertas y decenas de heridos, al que definió como “una aberración” y un acto que “merece el más enérgico repudio sin ningún doblez”. Remarcó además el impacto simbólico del atentado, ocurrido durante la celebración de Hanukkah y con víctimas de todas las edades, incluso “un sobreviviente del holocausto”, lo que expone, dijo, una judeofobia “muy encarnizada” propia del siglo XX.
En ese marco Bercovich cuestionó el mensaje difundido por Marcos Galperin, quien compartió una imagen del ataque acompañada por la frase “bienvenidos a la nueva Australia multicultural y diversa”. Para el conductor, lejos de ser una ironía inocente, se trata de “una advertencia de uno de los tipos más ricos del mundo para que Australia se haga más cerrada, menos diversa y menos multicultural”.

La crítica se extendió al presidente Javier Milei, a quien vinculó con el mismo tipo de construcción ideológica. Citó un tuit en el que el mandatario responsabiliza a las ideas “woke, izquierdistas y anticapitalistas” por atentados terroristas y afirmó que ese planteo forma parte de una narrativa que busca legitimar valores excluyentes en nombre de “la libertad y los valores de Occidente”.
Según Bercovich, tanto Galperin como Milei se alinean con un clima internacional donde se toleran discursos racistas y se blanquea a la ultraderecha. “Lo que hace Galperín y lo que hace Milei también es reivindicar el integrismo blanco”, señaló, y advirtió que ese posicionamiento no combate el antisemitismo sino que, por el contrario, “termina alimentándolo”.
Hacia el cierre, el editorial planteó que la judeofobia del siglo XXI “se nutre” de estos nuevos consensos de poder, donde se promueve la islamofobia, se relativiza el neonazismo y se legitima la violencia estatal. En ese escenario, sostuvo, figuras con poder económico y político contribuyen activamente a consolidar un orden más desigual y más peligroso.