Alejandro Bercovich se refirió a quienes quedan fuera de la postal de Nochebuena e interpeló a la gente sobre la necesidad de “pensar en ellos” en un contexto social cada vez más complejo. Planteó que el 24 de diciembre es una fecha que lo lleva a correrse de las celebraciones propias y a concentrarse en “los que no tienen la suerte” de poder brindar, comer o regalar.
El conductor señaló que este fin de año encuentra a amplios sectores “llegando con lo justo” y valoró especialmente a quienes trabajan de manera solidaria para que otros puedan tener “algo en frente, algo con que celebrar”, como el MTE que organiza la Navidad en el Congreso, donde desde hace años se organiza una cena para personas sin techo, cartoneros y trabajadores informales..
En contraposición a la lógica de las redes sociales, el periodista propuso pensar en lo que llamó el “anti Instagram”: “los que nunca postearían una foto suya en este momento”. Enumeró así a quienes trabajan bajo el calor extremo, a policías mal pagos, a obreros en negro, a mujeres que producen contenido sexual por necesidad, a jóvenes endeudados por el juego online y a vendedores ambulantes que apenas buscan sobrevivir.
El editorial también se detuvo en los presos y en las condiciones de las cárceles argentinas, sin idealizaciones. Bercovich aclaró que incluso pensando en “el peor de los presos”, hay humillaciones y miedos que “uno no le desea a nadie”, en referencia a una crueldad estructural.
Hacia el final, Bercovich insistió en la invitación: “Nos podemos hacer los boludos, podemos seguir viviendo nuestras viditas de Instagram o podemos pensar en ellos”. En tiempos de “extravío moral y emocional”, cerró, detenerse unos minutos a pensar en quienes la pasan peor es, para él, una forma mínima pero necesaria de humanidad.