Alejandro Bercovich advirtió sobre un diciembre marcado por el límite social a las políticas de ajuste y recorte de derechos, con distintos conflictos sectoriales que empiezan a reconocerse como parte de una misma reacción colectiva. Señaló que, en un contexto de fragmentación, emergen protestas dispersas pero persistentes que expresan un malestar acumulado frente al “saqueo y despojo para distintos colectivos de la sociedad” y que, tarde o temprano, pueden confluir en una causa común.
El periodista describió diciembre como un mes históricamente cargado de tensiones sociales y sostuvo que “hay una semilla de rebelión ahí que siempre está lista para germinar”. En esa línea, remarcó que en las últimas semanas “aparecieron límites a una política de recorte de derechos” que hasta ahora parecía avanzar sin resistencia visible, pero que comenzó a encontrar frenos inesperados.
Uno de los ejemplos centrales fue la caída de la derogación de la ley de emergencia en discapacidad en el debate presupuestario. Bercovich subrayó el rol de actrices que intervinieron de manera directa para frenar la iniciativa y citó el testimonio de Valentina Bassi: “Se me vino el alma al piso porque es todo lo que luchamos, se pierde en un segundo, de un plumazo”.
Bercovich también repasó otros focos de conflicto, como las protestas de científicos frente al desfinanciamiento del sistema científico-tecnológico. Desde el Polo Científico, Bercovich reprodujo el reclamo de investigadores que denunciaron que “el presupuesto ya magro de ciencia ha sido reducido aproximadamente a la mitad”, dejando sin fondos ni perspectivas a investigadores y becarios.
A estos reclamos sumó las movilizaciones de jubilados, docentes universitarios, estudiantes y trabajadores de la salud, además de las protestas ambientales en Mendoza contra el proyecto minero San Jorge. Según planteó, se trata de luchas que muchas veces aparecen aisladas, pero que comparten una misma lógica de defensa de derechos básicos y condiciones de vida.
Sobre el cierre, Bercovich insistió en que la historia reciente muestra que “ningún derecho, ningún avance en la sociedad” se consiguió sin pelea, y advirtió que el oficialismo decidió retroceder en algunos puntos “antes de que lo de discapacidad le explotara en las manos”. La conclusión fue contundente: “Hay paciencia en el pueblo para muchas cosas, pero en algún momento se agota”, y esos emergentes, hoy dispersos, “en cualquier momento se pueden conectar entre sí”.