Alejandro Bercovich se refirió a la irrupción del universo cripto en Buenos Aires y a las implicancias económicas y políticas de ese desembarco. A partir del furor de la Devconnect -la convención que reunió a más de 15 mil personas en La Rural- y de una entrevista exclusiva con Gavin Wood, cofundador de Ethereum, el periodista trazó un panorama sobre el avance del mundo cripto y su afinidad con el gobierno nacional.
El periodista recordó el avance de Worldcoin y el escaneo masivo de iris en países en crisis, incluida la Argentina: “Estamos en crisis, nuestra crisis hizo que Argentina sea uno de los cuatro países donde más gente se escaneó el iris con la empresa Worldcoin”. Y marcó que estos magnates no trabajan solo con marketing: “Lo que buscan hacer es por un lado nutrirse de nuevos talentos y por otro lado instalar la cripto como algo legítimo, como algo piola, como algo legal y como algo bueno”.
En un tramo de la entrevista con Wood, evitó profundizar sobre el caso Libra, pero dejó una frase que encendió alarmas: “Donde hay poder suele haber corrupción. Los buenos líderes rara vez son santos”. Para Bercovich, esa definición dialoga con la lógica de un sector que reivindica abiertamente la ausencia de control estatal: “La esencia de una moneda descentralizada es precisamente que no exista una autoridad”.
Bercovich sumó una alerta institucional: “La desregulación, la descentralización que pregona es pasarle por encima a la democracia, es pasarle por encima a las instituciones que nos hemos dado para convivir”. Y cuestionó el rol del Estado frente al escándalo Libra: “El presidente de la Comisión Nacional de Valores debería estar dando explicaciones de qué hizo en el caso Libra y por qué no evitó que estafaran a la gente”.
En el cierre, dejó planteada la pregunta que atravesó todo el editorial: si la Argentina podrá construir una economía que no quede “controlada completamente por estos zares del mundo cripto” y, en cambio, logre aprovechar la tecnología blockchain para mejorar la vida cotidiana, sin que el poder económico quede concentrado en manos de unos pocos magnates globales.