Alejandro Bercovich analizó el fallo de la jueza Loretta Preska en Estados Unidos que obliga a Argentina a pagar 16 mil millones de dólares por la expropiación del 51% de YPF. Repasó cómo Repsol controló la petrolera, la nacionalización de 2012 y criticó el respaldo del presidente Javier Milei a esta sentencia.
En principio, el periodista de Pasaron Cosas repasó cómo fue el desembarco de Repsol en la petrolera estatal: “Repsol se había hiperendeudado para quedarse con esa mayoría controlante de YPF y luego, para pagar esos créditos se llevaba sistemáticamente todo lo que YPF ganaba en la Argentina.”
Según explicó, esa lógica de vaciamiento tuvo consecuencias concretas: “Al no reinvertir loque ganaba por la explotación de las viejas cuencas descubiertas por la YPF estatal, lo que hacía era declinar la producción.” En números, la caída fue drástica: “Desde 1999 hasta 2011 la producción de petróleo de YPF cayó a la mitad. La de gas también cayó a la mitad.”
Bercovich recordó también la decisión del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2012: “El gobierno toma la decisión de quedarse con el 51% que tenía Repsol a través de una nacionalización que votó el Congreso.”

El eje del conflicto judicial actual, que podría costarle al Estado argentino unos 16 mil millones de dólares, es la compra del derecho a litigar contra el país por parte del fondo buitre Burford Capital. “El que compra en 17 millones de euros el derecho a hacerle juicio a la Argentina es un fondo buitre que se llama Burford Capital,” explicó Bercovich.
Esa apuesta resultó millonaria: “Es absolutamente desmesurado y desproporcionado que alguien que compró por 17 palos el derecho a hacer un juicio, al cabo de hacer ese juicio y de ganarlo, se quede con 16 mil palos.”
Bercovich también apuntó contra el respaldo del presidente Javier Milei al fallo: “Es ponerse del lado del acreedor, del litigante contra la Argentina, como lo hace Milei cuando dice ‘esto es un fallo contra el soviético’.”
Finalmente, dejó claro lo que está en juego: “Lo que hay sobre YPF, insisto, no son sólo buitres. También son águilas. También se dirime acá de qué van a trabajar nuestros hijos, cuánto van a pagar por la calefacción, por la nafta.”