
La industria del gambling digital se convirtió en uno de los negocios más pujantes del país tras el golpe de la pandemia. Mientras los salones físicos cerraban, las pantallas se llenaban de ruletas en vivo y cuotas para cada córner de la Liga Profesional. El resultado fue un salto de ingresos que pasó de ser testimonio de nicho a motor económico.
El sector facturó unos 580 millones de dólares en 2020 y apunta a rozar los 1.940 millones de dólares en 2028, un crecimiento medio anual cercano al 16%. Ese empuje no se limita al dinero. La base de jugadores también se expandió. De 2,25 millones de usuarios únicos en 2017 se proyecta superar los 5,1 millones en 2028.
Aunque con señales de maduración: la tasa de altas bajará del 8,4% en 2024 a apenas 3,18% hacia el final del período. Además, la regulación avanzó a paso firme. Veinte de las veinticuatro jurisdicciones argentinas ya tienen marco legal y licencias operativas para el juego online, según datos de la asociación estatal ALEA actualizados a mayo 2025.
Tamaño, regulación y métricas de rendimiento
La columna vertebral del mercado argentino son los juegos de casino con dinero real, un vertical que irrumpió con fuerza tras el confinamiento y hoy explica más de la mitad del crecimiento anual de los ingresos. El furor por las slots de video y el live‑casino se tradujo en facturación récord.
Sólo entre 2020 y 2025 los casinos online casi triplicaron su aporte a la industria, desplazando a las apuestas deportivas como principal fuente de recaudación. El mapa regulatorio ya cubre el 83% del país. La descentralización federal, cada provincia dicta su propia normativa, dejó de ser un freno.
Con la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires como pioneras (Convenio Marco 2019) y Córdoba o Mendoza sumándose en los años siguientes, hoy veinte jurisdicciones ofrecen plataformas legales bajo dominio .bet.ar, mientras Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego continúan en fase de debate legislativo.
El avance normativo disparó la confianza del público. La tasa de penetración del juego online casi se duplicó en siete años y ya supera el 10% de la población adulta, muy por encima del promedio sudamericano.
Sin embargo, el ingreso medio por usuario (ARPU) creció a un ritmo más lento que en el resto de la región y, en 2024, quedó un 45% por debajo de la media continental, alerta Atlaslive.
El punto de inflexión llegó con el Covid‑19. Los casinos físicos cerraron y los operadores digitales aceleraron su oferta móvil con streaming en vivo y billeteras locales. Ejemplo de esa adaptación es la adopción masiva de pagos electrónicos.
Mientras la facturación se asienta sobre el empuje de los casinos, las apuestas deportivas retoman terreno apalancadas por la fiebre futbolera. Desde que la Liga Profesional alineó calendarios con la Conmebol, suele haber picos de tráfico en fechas de clásicos y finales continentales.
No obstante, las proyecciones muestran que el motor principal seguirá siendo el casino online, responsable de más del 53% del aumento de ingresos previsto a partir de 2026. Aun con esa tracción, el sector se enfrenta a un desafío de sostener el crecimiento de usuarios en un mercado que roza la saturación.
Y también de elevar el ARPU para cerrar la brecha con el promedio sudamericano. El próximo paso, coinciden reguladores y analistas, pasa por la innovación en producto, gamificación, jackpots progresivos, realidad virtual, y por políticas de juego responsable, hoy foco de preocupación pública.
Motores de crecimiento y desafíos rumbo a 2028
La próxima oleada de expansión del juego online argentino se apoya, ante todo, en la conectividad móvil. Aunque la cobertura 4G ya supera al 95% de la población, la capa 5G avanza más lento. Apenas el 9% de las líneas navega en esa red, según el interventor del Enacom, Juan Martín Ozores, en el Congreso Latinoamericano de Transformación Digital de 2025.
Aun así, la simple promesa de latencias ultrabajas dispara la migración de los operadores a experiencias “mobile‑first”, clave en un país donde el 95% de las personas tiene smartphone propio y casi el 80% juega videojuegos. Ese dominio del teléfono se percibe también en los métodos de pago.
El último estudio de ALEA y Google revela que el 49% de los apostadores usa billeteras virtuales para fondear sus cuentas. El mismo relevamiento muestra que las consultas “genéricas” sobre apuestas deportivas y tragamonedas provienen mayoritariamente de dispositivos móviles.
Un dato que consolida la estrategia de promociones push y bonificaciones in‑app. Frente a un público ultra‑conectado, la sofisticación de la oferta se ha vuelto un imperativo. Mas, pese a la madurez tecnológica, el ingreso medio por usuario sigue rezagado.
En 2024 el ARPU local quedó un 45% por debajo de la media sudamericana y la brecha se amplía desde 2023, advierte el análisis de Statista. Con más de cinco millones de jugadores previstos para 2028, el desafío ya no es captar público nuevo sino monetizar mejor al existente mediante contenido premium.
Además, crece la presión fiscal desigual entre provincias. Mientras Buenos Aires grava el GGR al 15% y Santa Fe mantiene un tope del 15%. Esa dispersión tributaria erosiona márgenes y obliga a optimizar operaciones con hubs modulares.