Esta semana Mario Riorda y Silvia Bentolila, autores de Cualquiera tiene un plan hasta que te pegan en la cara. Aprender de la crisis (Editorial Paidós), estuvieron en Rayuela. Se refirieron a temas de suma actualidad en una semana clave para la sociedad que siente el hartazgo del encierro pero debe reconocer los riesgos a los que se expone si no respeta determinados protocolos.
En palabras de Bentolila, la forma en la que tomamos la segunda ola es errada, ya que tenemos que ser parte de la solución y no del problema. No dejes de escuchar este programa para pensar cómo construir herramientas para atravesar las crisis. ¿Es posible aprender de una crisis tan profunda y prolongada? Y mucho más.
A raíz del sensible aumento de contagiados y fallecidos por el Covid 19, el presidente Alberto Fernández dispuso nuevas medidas restrictivas, junto al regreso a la virtualidad de la educación. Por ese motivo consultamos a Bentolila acerca del impacto psicológico en de una crisis compleja y sostenida en el tiempo: “No se debe, pero lamentablemente se puede vivir en crisis”, indicó al comenzar la entrevista. “Cuando acontece una situación que la desencadena, se dispara un alerta. Estar en un contexto de permanente alerta te genera una reacción neurofisiológica, se expresa a nivel del cuerpo, de las emociones y la conducta. Hay una pérdida de creencias fundantes”.
Mario Riorda, director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral, dio su visión acerca del rol que ocupan los medios de comunicación y las redes sociales en un contexto como el actual: “En Argentina el consumo de redes siempre está por encima de la media. La comunicación funciona como un acelerador de todo lo bueno y lo malo. Si es ordenada y prolija, tiende a producir circunstancias en donde en el contexto hay mayor calma y confianza. Pero si se da, como sucede en estos tiempos, asociada a la incertidumbre o clima de polarización, se expande la percepción de falta de puntos de encuentro”.
En este sentido, el Presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales (ALICE), se refirió al aumento de fake news, sobre todo aquellas relacionadas a la pandemia., “Hoy el problema no es el acceso a la información sino la veracidad de la misma, el tipo de consumo tiene que ver con la cantidad de parcialidades. El problema hoy es la cantidad y no la calidad”, continúa Riorda. “Cuando analizás la mayoría de los programas, incluso en canales de los más importantes, te das cuenta que el inicio de las fake news a escala masiva se da desde esas plataformas, preferentemente televisivas”.
Bentolila, integrante del equipo regional de respuesta frente a emergencias sanitarias de OMS OPS, agrega que “está comprobado que exponerse sostenidamente a las noticias cotidianas puede ser más dañino que vivir la situación crítica en primera persona. Cuando tenés programas de TV en los que todos gritan, ya te genera cierto estado de tensión e irritabilidad. No importa si es falso o no. La cuestión de las formas comunicacionales es determinante para el impacto. Muchas veces no es tan importante el contenido sino cómo te hacen sentir”.
Desde el título, el libro que publicaron nuestrxs entrevistadxs se pregunta qué aprender de la crisis. “Lo que aprendí es que hay que tener la humildad de decir no sé y dedicarse a estudiar. En general, la capacidad de aprendizaje, de mirar hacia atrás y decir ‘qué hicimos bien’ y ‘qué podemos hacer mejor mañana’ es muy poca”, señala Riorda sobre esta cuestión. “Se siguen tomando las mismas decisiones y las sociedades, hartas de determinados procesos, suelen volcarse intempestivamente a buscar cosas nuevas cuando en general eso representa una situación de catarsis. De ninguna manera hay un proceso de aprendizaje”.
Por su parte, Silvia postula que “como comunidad, en un año de pandemia, no se ha logrado comprender que los límites que yo no me pongo me los pone la vida y me los pone mal. Simultáneamente a ciertas restricciones, que obviamente hay que ponerlas, hay que trabajar para el cambio de conducta. Todos los protocolos de comunicación de riesgo para la participación comunitaria lo que plantean es: “yo en la comunicación del riesgo tengo que involucrarte a vos como destinatario para que puedas transformar y seas parte de la solución del problema”.