Las creencias ¿son algo cultural o innato como humanos? ¿Puede la ciencia brindar evidencia sobre este tema? En este programa emprendemos un recorrido apasionante por nuestro sistema nervioso central para tratar de desentrañar cuál es la relación que existe entre el cerebro y la fe. De la mano del científico Diego Golombek, autor de “Las neuronas de dios” (Siglo XXI) nos preguntamos ¿Por qué, en pleno siglo XXI, seguimos creyendo en algo o alguien superior, llámese Dios, meditación trascendental, espiritualidad o sentido de la vida? ¿De dónde surge esta necesidad, antigua como nuestra especie, de preguntarnos por lo que habrá después o lo que está más allá? ¿Viene de fábrica o es un producto de la cultura? Además seguimos tejiendo conexiones entre neuronas y construimos un puente de ideas para hablar con la bióloga Andrea Goldin, autora de “Neurociencia en la escuela”, un texto fundamental para tratar de comprender cómo funciona el cerebro durante el aprendizaje en el aula.
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A continuación, algunas de las ideas principales en la voz de de sus protagonistas:
¿Cómo pensaste el libro “Las neuronas de Dios”?
Diego Golombek, doctor en Ciencias Biológicas, divulgador científico e investigador del Conicet.
“Lo pensé científicamente como una hipótesis, porque más allá de la historia y de la geografía, la gente sigue siendo creyente. Creyente en algo sobrenatural a lo que se puede llamar Dios, Thor, o Zeus, Energía o como nos guste. Y eso se ha mantenido incólume aún en el siglo XXI, el siglo de la ciencia, la tecnología, los datos. Y entonces un biólogo frente a eso puede preguntar si es puramente cultural, lo aprendemos, o lo vamos heredando de padres a hijos por historia, ritos. O bien decir ¿y si es algo más? ¿Si hay algo biológico? ¿Si hay algo evolutivo, algo hereditario? Y esa fue la pregunta inicial, la pregunta disparadora. Y me puse a leer, a buscar hablar con quien te viene investigando estos temas. Y la respuesta, sorprendentemente, es que hay algo. Algo de evolutivo hereditario en la creencia hay. No necesariamente en la religión. La religión es un fenómeno social, cultural que cambia de cultura en cultura, de tiempo en tiempo. Pero la creencia es algo que parece que nos viene innato como humanos y eso me pareció fascinante. Sin juzgarlo. Tratar de entender por qué la gente cree y sigue creyendo. El 80% de las personas se considera creyente en algo. Es mucho. Con lo cual, bueno, hay una hipótesis más para estar pensando.”
¿Y cuáles son las herramientas que usaste para tu investigación?
Diego Golombek
“Básicamente esto es una investigación más de leer, de buscar, de entrevistar, de buscar personas que sean religiosas, que sean creyentes, de buscar investigadores que han venido trabajando en esto con técnicas como por ejemplo meterte dentro del cerebro. Pero meterse no quiere decir analizar imágenes cerebrales. Hacer scans del cerebro cuando las personas están en algún trance religioso, en algún trance místico, en alguna situación que está claramente producida por la sensación de creer o de espiritualidad. Entonces ahí vos podés ver ¿le pasa algo al cerebro específicamente? ¿Hay algo que se activa o se inactiva cuando las personas están en un trance místico, cuando están rezando, cuando están cantando donde están bailando como los derviches? Y la respuesta es sí. Aparecen ciertas señales en algunas áreas del cerebro que parecen ser señales de la espiritualidad y de la creencia. Entonces uno podría decir: Bueno, hay una evidencia, una correlación de áreas que se activan en el cerebro cuando les pasa algo a las personas que creen que sienten algo espiritual, que sienten un más allá, sienten algo, está más allá. Es evidencia y eso es lo que a mí me interesa, no oponer la ciencia a la religión. Eso ya lo hicimos muchas veces y no funciona. Entonces, tratar de cambiar la preposición, en lugar de un versus, hablar de una ciencia de la religión. Una ciencia que trate de entender la religión.”
Ahora pasamos de las neuronas de Dios, a las neuronas de la infancia, de la adolescencia y de la docencia. ¿Cómo se pueden analizar los resultados de las evaluaciones Aprender desde la perspectiva de las neurociencias?
Andrea Goldin, licenciada en Ciencias Biológicas e investigadora adjunta del Conicet en el Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Torcuato Di Tella
“Definitivamente el hecho de todo lo que nos pasó en la pandemia, no sólo no haber ido a la escuela, sino haber perdido un contacto cotidiano con los compañeros, haber estado en una situación de estrés constante en todos los niveles socioculturales. Para cada uno, obviamente, el estrés era distinto. No es lo mismo el estrés de: “no sé si voy a comer hoy” que el estrés de “tengo miedo de que mi mamá o mi abuela se enferme y se muera”. Pero todos esos estreses también los entendemos y pasan y afectan al cerebro y por ende la manera en la que aprendemos y enseñamos. Entonces los resultados de esto se van a ver, y de hecho ya se ven, en las distintas instituciones. Hay un montón de temas en los distintos niveles, hay problemas, por ejemplo, en los más chiquitos que tienen desde problemas en el habla a problemas sociales que no saben todavía cómo interactuar bien con con otros, con otras. Los más grandes también tienen problemas, por la atención. El otro día hablábamos con directivos de instituciones secundarias que nos contaban que los adolescentes de primero, de segundo año, en cualquier momento de la clase se levantan, quieren salir, preguntan e interrumpen libremente y como que no manejan todavía códigos que se van aprendiendo con las vivencias y eso definitivamente afecta a la manera en la que aprendemos y la manera que enseñamos.
Lo bueno que tiene nuestro cerebro es que es plástico, se modifica por la experiencia físicamente. Entonces, a largo o a mediano plazo no hay mayores problemas en este sentido. A nivel del aprendizaje se van a resolver más o menos fácilmente. Ahora, lo que se perdió de aprender, se perdió de aprender. Vos lo podés aprender después, pero estás corriendo en desventaja si no tuviste un entorno que te pudiera ayudar a aprender ciertas cuestiones. En las pruebas no estoy familiarizada con los resultados, pero sí sé que dieron bastante mal en lectura y en comprensión y eso es algo que se puede recuperar. Pero, obviamente hay que poner mucho esfuerzo de todos, de los chicos, de los docentes, del estado, de las familias para acompañar el proceso.”
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