
Ernesto Tenembaum abrió su editorial de este lunes con un diagnóstico contundente sobre la situación económica y social del país. A partir del cierre reciente de la planta de Whirlpool en Pilar y el creciente número de empresas que suspenden o despiden personal, el periodista advirtió que la Argentina atraviesa un proceso de deterioro productivo profundo que no se refleja en la narrativa oficial.
Según Tenembaum, mientras el Gobierno celebra datos del INDEC que muestran un repunte de algunos indicadores, la vida cotidiana de millones de personas se ve afectada por un derrumbe del consumo, la caída del crédito, el freno de la actividad y un clima de incertidumbre que “se replica en cada esquina y en cada fábrica”. El editorial apuntó a uno de los fenómenos más sensibles del momento: el impacto de la apertura importadora sobre la industria nacional y la pérdida de miles de empleos formales.
En ese sentido, el conductor de ¿Y Ahora, Quién Podrá Ayudarnos? sostuvo que la transición económica no solo está reconfigurando el mapa productivo del país, sino también el ánimo social. “La angustia se volvió parte de la vida diaria”, puntualizó. Para Tenembaum, la discusión no es ideológica sino humana: “Detrás de cada número hay personas que sienten que su presente desaparece y su futuro se diluye”.
Industria en retroceso y una economía que no logra despegar
El caso de Whirlpool —que decidió cerrar su planta de Pilar y dejar a cientos de trabajadores sin empleo— fue el disparador del análisis. Pero Tenembaum enumeró que no es un episodio aislado: en las últimas semanas se conocieron decenas de situaciones similares en rubros como calzado, textil, electrodomésticos, metalmecánica y autopartes.
El periodista destacó que, según datos oficiales, el empleo registrado continúa cayendo y la producción industrial retrocede en sectores clave. Sin embargo, a pesar de estos indicadores negativos, el Gobierno insiste en señalar otros aspectos favorables, como la baja de la inflación o el superávit fiscal.
Para Tenembaum, el problema es que esos logros macroeconómicos no repercuten en la economía de las familias ni en el entramado productivo. “La apertura importadora funciona como un golpe directo en sectores que no pueden competir. Y la caída abrupta del consumo termina de asfixiar a empresas que ven cómo sus ventas se desploman mes a mes”, sintetizó.
Un clima social cargado y un liderazgo que profundiza la grieta
Una parte central del editorial estuvo dedicada a la figura del presidente Javier Milei. Tenembaum cuestionó el tipo de liderazgo que, según él, ejerce el mandatario: “Milei transforma cada conflicto en una batalla épica entre el bien y el mal”, afirmó.
El periodista señaló que esa lógica termina “dinamitando cualquier puente de diálogo” y alimentando un clima social cada vez más crispado. Según su visión, esa actitud puede resultar funcional para sostener el apoyo de un núcleo duro, pero es problemática en un contexto donde amplios sectores de la sociedad están viviendo situaciones de fragilidad económica.
Tenembaum también cuestionó la contradicción entre el discurso del Gobierno —que asegura que el país está en pleno proceso de recuperación— y lo que se observa en los barrios, en las fábricas y en los comercios. “Hay un país que se está desarmando en silencio”, recordó.
El desafío que viene
Hacia el cierre del editorial, Tenembaum planteó una reflexión sobre el rol del Estado y de la política en momentos de crisis. Subrayó que el objetivo no debe ser solo equilibrar variables económicas, sino también “cuidar a las personas que quedan en el camino”.
El periodista aseguró que la Argentina enfrenta un dilema histórico: elegir entre un modelo que promete crecimiento a largo plazo pero genera daños inmediatos profundos, o buscar una estrategia más gradual que no deje un tendal de trabajadores, pymes y sectores vulnerables. “La discusión no es técnica: es moral”, remarcó.
El editorial concluyó con un llamado a prestar atención a lo que está ocurriendo “fuera de los números” y “más allá del relato”. Y dejó una advertencia: la reconstrucción social será mucho más difícil si el país no reconoce a tiempo el impacto real que están teniendo las medidas económicas actuales.