
En su editorial de este lunes en YAQPA, el periodista Ernesto Tenembaum analizó el nuevo ataque público del presidente Javier Milei contra el economista Emanuel Álvarez Agis, y planteó que el mandatario “volvió a los insultos para evitar discutir ideas”.
El conductor de YAQPA sostuvo que el presidente recurre nuevamente a la descalificación personal como mecanismo para desviar la atención de los debates económicos de fondo, en este caso, la propuesta impositiva presentada por el exviceministro de Economía.
“La agresión reemplaza al argumento”
“Cuando el gobierno se enfrenta a una crítica sólida, vuelve al terreno donde se siente más cómodo: el de la pelea y la descalificación”, señaló Tenembaum.
El periodista explicó que Milei y parte de su entorno “usan el insulto como escudo para no dar respuestas sobre la economía real”, y que esto refleja una estrategia política consciente, orientada a reforzar la polarización.
Tenembaum también recordó que el presidente había intentado moderar su discurso semanas atrás, pero “la dinámica del enfrentamiento y la necesidad de generar enemigos” terminan imponiéndose.
Comparaciones internacionales y contexto local
Durante su editorial, el conductor de YAQPA vinculó esta actitud con lo que ocurre en otros países, citando el reciente discurso de Donald Trump, quien volvió a apelar al anticomunismo para unificar a su base electoral.
“Es el mismo método: exagerar, provocar, señalar culpables, y así evitar hablar de la gestión”, sostuvo Tenembaum.
En ese sentido, planteó que mientras el Gobierno discute en redes sociales, la economía argentina sigue sin un plan consistente para reducir la inflación y recuperar el poder adquisitivo, lo que agrava la sensación de desgaste en buena parte de la sociedad.
Tenembaum cerró su editorial señalando que “la discusión sobre impuestos, salarios y productividad es urgente”, y que el desafío del periodismo y la ciudadanía es “no caer en la trampa del ruido” que propone el oficialismo.
“La política necesita volver a discutir ideas. Si todo se reduce a gritos y memes, el país se queda sin pensamiento crítico”, concluyó.