
En su editorial de este viernes, Ernesto Tenembaum analizó con dureza el clima político actual y puso el foco en una contradicción central del presidente Javier Milei: su paso de defensor irrestricto del insulto como forma de libertad de expresión a impulsor de acciones judiciales contra periodistas críticos.
El punto de partida fue la situación de Julia Mengolini, periodista y fundadora de Futurock, a quien Milei denunció judicialmente tras declaraciones ofensivas. Tenembaum recordó que, cuando era opositor, el hoy Presidente sostenía que los insultos formaban parte del debate público y que perseguirlos era propio de una “policía del pensamiento”. Para el conductor, el giro es evidente y preocupante.
En ese marco, el periodista advirtió sobre una lógica de amedrentamiento que no se limita a un solo caso, sino que alcanza a distintos comunicadores que expresan opiniones críticas sobre el Gobierno.
Doble vara judicial y clima de persecución
Tenembaum se detuvo especialmente en la decisión judicial que ordenó reabrir la causa contra Mengolini, pese a que en una primera instancia se había descartado la existencia de delito. Allí planteó una pregunta clave: ¿por qué ciertas expresiones son judicializadas mientras otras, incluso más graves, quedan impunes?
El editorial subrayó que el propio Milei ha difundido contenidos ofensivos y falsos contra periodistas y artistas, sin que eso derive en consecuencias judiciales. Esa asimetría, según Tenembaum, podría configurar un doble estándar en el funcionamiento de la Justicia, donde quienes critican al poder quedan más expuestos.
Además, el conductor señaló que la persecución judicial resulta inútil en el ecosistema actual de redes sociales, donde los insultos, los ataques y las provocaciones se reproducen de manera constante, ya sea por usuarios reales, bots o algoritmos. “El costo de la exposición pública es convivir con eso”, sostuvo.
Milei, Trump y la política del agravio
En otro tramo del editorial, Tenembaum comparó el estilo del Presidente argentino con el de Donald Trump, tanto en el uso sistemático del insulto como en la victimización frente a las críticas. Según explicó, Milei parecía sentirse cómodo en ese terreno cuando era candidato, pero ahora, desde el poder, reacciona de otro modo frente a las agresiones.
La comparación se amplió al plano internacional, con una reflexión sobre los riesgos institucionales que implican los liderazgos que buscan deslegitimar a la prensa, relativizar las reglas democráticas y presionar al Poder Judicial.
Economía: señales positivas y alertas encendidas
El editorial también abordó la coyuntura económica. Tenembaum reconoció que el Gobierno exhibe algunos indicadores favorables, como la baja del riesgo país, el superávit comercial y ciertos datos oficiales que muestran estabilidad relativa.
Sin embargo, llamó a mirar el cuadro completo: la destrucción del empleo formal, el crecimiento de la informalidad y el deterioro de la calidad del trabajo. En ese sentido, citó análisis que advierten que el mercado laboral ya no ajusta solo por cantidad, sino por precarización.
Para el periodista, la economía argentina muestra un escenario mixto, lejos tanto del colapso inmediato como del despegue prometido, con una sociedad que sigue “peleándola” para llegar a fin de mes.
Tensiones políticas y fragilidad institucional
Finalmente, Tenembaum repasó las tensiones en el Congreso, las dificultades del oficialismo para sostener alianzas y una serie de episodios que afectan la credibilidad del Gobierno, desde negociaciones cruzadas por el presupuesto hasta antecedentes polémicos de algunos funcionarios.
El editorial cerró con una advertencia: la combinación de persecución simbólica, doble vara judicial, fragilidad política y una economía que no termina de ordenar el empleo configura un escenario delicado, que merece ser observado con atención y espíritu crítico.