El festejo del Gobierno por la supuesta caída histórica de la pobreza abrió un debate que empieza a ganar volumen en el ámbito público. En su editorial de este martes, Ernesto Tenembaum analizó los números difundidos y planteó una pregunta incómoda: ¿La pobreza realmente bajó o hay problemas graves en la forma en que se están midiendo los datos oficiales?
Según las cifras que celebró la administración de Javier Milei, el índice de pobreza habría caído del 51% al 31%, e incluso algunos análisis anticipan que podría ubicarse en torno al 28%. De confirmarse, implicaría una reversión total del deterioro social acumulado en la última década en apenas un año, algo que, para Tenembaum, resulta estadísticamente llamativo y merece ser examinado con mayor profundidad.
Ingresos informales que suben, consumo que cae
Uno de los ejes del cuestionamiento apunta a los ingresos de los trabajadores informales. De acuerdo con los datos del INDEC, este sector, que concentra a los hogares más vulnerables, habría registrado un aumento de ingresos del orden del 60% por encima de la inflación. Ese dato es clave para explicar la fuerte baja de la pobreza, pero, según el análisis de Tenembaum, no encuentra correlato en otras variables básicas.
“El problema es que ese supuesto aumento no se refleja en el consumo”, señaló. Desde la asunción de Milei, el consumo de alimentos y bebidas cayó cerca del 9%, mientras que el de leche bajó alrededor del 4%. “Si los más pobres ganan mucho más en términos reales, ¿por qué consumen menos alimentos básicos?”, se preguntó el periodista.
Metodología, sesgos y antecedentes
Tenembaum aclaró que no se trata de una acusación directa de manipulación, pero sí de la necesidad de discutir posibles sesgos metodológicos. Recordó que la forma de medir la pobreza, que tiene en cuenta la canasta de bienes, los precios utilizados y la manera de relevar ingresos, puede alterar de manera significativa el resultado final.
En ese sentido, trazó paralelismos con debates históricos sobre el INDEC y recordó que, en otros países, los cambios en la metodología explicaron subas o bajas abruptas de la pobreza sin que la realidad social se modificara en la misma proporción. También mencionó que el organismo aún no actualizó un índice alternativo de inflación que reflejaría con mayor peso el impacto del aumento de los servicios, lo que podría estar subestimando el costo real de vida.
El debate que se viene
Para Tenembaum, el dato de los ingresos informales es el corazón del problema. “Si ese número está mal medido o no se explica con claridad, todo el indicador de pobreza queda en duda”, sostuvo. Incluso planteó que, si hubo cambios en la forma de preguntar o registrar ingresos, deberían explicitarse y corregirse las series anteriores para evitar comparaciones engañosas.
Lejos de negar cualquier mejora social, el editorial dejó una advertencia clara: presentar una baja histórica de la pobreza sin que cierre con el consumo, el empleo y otros indicadores básicos debilita la credibilidad de las estadísticas públicas y empobrece el debate democrático.
El libro que Milei regaló a su Gabinete
El análisis también incluyó una mirada crítica sobre gestos simbólicos del Presidente, como el libro que Milei regaló a su gabinete y que reivindica figuras criminales, una decisión que Tenembaum consideró incoherente con el discurso oficial de combate al delito. Con ironía, volvió a referirse al mandatario como el “Capitán Frío”, una metáfora para describir excentricidades que, en su visión, contrastan con la gravedad de la situación social.
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