Este 20 de marzo se cumplieron cinco años desde que la pandemia de COVID-19 se instaló en Argentina, un evento que marcó un antes y un después en la historia del país. El impacto de la crisis sanitaria, la caída de la economía y los escándalos políticos derivados de la gestión de la emergencia siguen siendo tema de debate y reflexión. En estos cinco años, la Argentina vivió un confinamiento largo y estricto, enfrentó graves consecuencias económicas y fue escenario de hechos que quedaron grabados en la memoria colectiva.
Impacto sanitario: la huella del COVID-19 en números
Desde marzo de 2020, la pandemia dejó 9.426.171 casos confirmados y más de 129.000 muertes por COVID-19 en Argentina. A nivel global, el virus generó millones de contagios y fallecimientos, pero en el ámbito local, las consecuencias fueron profundas. Solo en 2020, las muertes por COVID-19 sumaron 45.568, una cifra que no solo reflejó las víctimas directas del virus, sino también aquellas muertes indirectas, consecuencia de la saturación del sistema de salud y la paralización de otros tratamientos médicos.
Durante ese tiempo, Argentina vivió uno de los confinamientos más largos del mundo. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), las restricciones se extendieron por 233 días, con fases de flexibilización intermitentes hasta mediados de 2021. Esta medida, aunque necesaria en términos sanitarios, afectó profundamente el bienestar social y psicológico de la población.

La economía bajo cero: caída histórica y medidas de alivio
La crisis sanitaria estuvo acompañada de una crisis económica de gran magnitud. El Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina cayó un 9,9% en 2020, el peor retroceso desde la crisis de 2001-2002. Sectores clave como la construcción y la industria manufacturera se desplomaron, mientras que el desempleo alcanzó niveles alarmantes, con una tasa del 13,1% en el segundo trimestre de 2020. El confinamiento agravó una crisis económica que ya venía de años anteriores, y las medidas de ayuda fueron limitadas.
El gobierno nacional implementó un paquete de estímulos equivalentes al 2% del PBI, que incluyó aumento en el gasto en salud, asistencia a trabajadores informales y apoyo a sectores económicos más golpeados. Sin embargo, la recuperación fue lenta y desigual, con sectores como el turismo y la cultura profundamente afectados por las restricciones.

El encierro más largo del Mercosur: Argentina en comparación
Si bien la mayoría de los países del Mercosur implementaron confinamientos estrictos, Argentina se destacó por la duración de sus restricciones. Mientras que Brasil adoptó medidas descentralizadas que duraron entre 60 y 90 días según los estados, y Uruguay optó por un modelo de “libertad responsable”, Argentina se mantuvo con estrictas restricciones que se extendieron por más de ocho meses en la capital y otras regiones del país. Esta diferencia de enfoques entre países vecinos refleja la profundidad de la crisis sanitaria, pero también los efectos sociales y psicológicos del encierro prolongado.
El aislamiento no solo afectó la economía, sino también la salud mental de la población. Los trastornos de ansiedad y depresión aumentaron, especialmente entre niños, adolescentes y adultos mayores. La falta de contacto social y el estrés de la incertidumbre generaron un escenario emocionalmente complejo para muchos argentinos.

Detenciones por violar el aislamiento: una medida polémica
En el marco de las estrictas restricciones impuestas durante el confinamiento, miles de personas fueron detenidas por violar las medidas de aislamiento social. Entre 2020 y 2021, la cifra oficial de detenidos por incumplir las normas alcanzó los 45.000 casos, según datos del Ministerio de Seguridad. Esta cifra, que incluyó tanto a personas que circulaban sin justificación como a quienes organizaban reuniones sociales clandestinas, refleja la severidad con la que el gobierno buscó imponer el confinamiento, mientras la sociedad se enfrentaba a una creciente tensión entre la necesidad de preservar la salud pública y la incomodidad de las restricciones.
Además de las detenciones, miles de personas fueron sancionadas con multas por violar las normas de aislamiento, una medida que generó controversias y críticas sobre la falta de claridad en las regulaciones, la desigual aplicación de las leyes y la sobrecarga de los cuerpos de seguridad. En algunos casos, las sanciones fueron percibidas como una muestra de autoritarismo, mientras que en otros, la falta de control efectivo contribuyó a la propagación del virus.

Escándalos políticos: la fiesta en Olivos y el Vacunatorio VIP
Sin lugar a dudas, uno de los capítulos más polémicos de la pandemia en Argentina fue la gestión política del confinamiento. En 2021, el gobierno se vio sacudido por dos escándalos que marcaron la relación con la sociedad: el “Vacunatorio VIP” y la “Fiesta de Olivos”.
El primero de estos escándalos estalló cuando se conoció que funcionarios, allegados y personalidades cercanas al poder accedieron de manera privilegiada a las vacunas contra el COVID-19, burlando las normas de distribución pública. Este episodio generó una ola de indignación que culminó con la renuncia del entonces ministro de Salud, Ginés González García.

Por otro lado, la “Fiesta de Olivos” en julio de 2020, un evento social organizado en la residencia presidencial en plena cuarentena estricta, desató un fuerte escándalo. A pesar de que el gobierno había implementado estrictas medidas de aislamiento, el presidente Alberto Fernández y su entorno participaron en una celebración que violaba las mismas restricciones impuestas por su propio gobierno. Las fotos y testimonios de la fiesta que salieron a la luz en 2021 desataron una crisis política, minando la credibilidad del presidente y su gestión en un momento crítico para el país.