El juez federal Ariel Lijo ordenó que la Secretaría de Derechos Humanos mantenga las actividades y los trabajos de mantenimiento e investigación en los sitios de memoria, la ESMA, el Olimpo, Club Atlético, Automotores Orletti y Virrey Cevallos.
El magistrado respondió a una presentación realizada la semana pasada por la legisladora porteña Victoria Montenegro, quien advirtió sobre la ola de despidos en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. En la resolución, el juez federal dispuso también que se realicen tareas de mantenimiento, conservación, preservación del edificio y limpieza diaria.
Según la titular de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura, la decisión del Gobierno nacional pone en serio peligro la sostenibilidad de los lugares que deben transmitir la memoria de lo sucedido durante los años del terrorismo de Estado.
En la ciudad de Buenos Aires hay cinco espacios de memoria que dependen del Gobierno nacional: son los lugares donde funcionaron los campos de concentración de la ESMA, el Olimpo, Club Atlético, Automotores Orletti y Virrey Cevallos.
En la resolución el magistrado dispuso también que se realicen tareas de mantenimiento, conservación, preservación del edificio y limpieza diaria. Además, le requirió que fumiguen los espacios.
También recalcó que deben preservarse los acervos y los archivos que se han generado hasta la fecha. “Que se continúen llevando adelante las tareas de investigación y coordinación pedagógicas”, señaló como punto destacado el juez Lijo, quien está a cargo de la megacausa sobre los crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
En la presentación, la legisladora había advertido que el Gobierno estaba incumpliendo con la ley de Sitios (26.691), que establece que los ex centros clandestinos de detención, tortura y exterminio (CCDTyE) deben ser preservados no sólo como prueba judicial sino también para la transmisión de la memoria de lo sucedido durante los años del terrorismo de Estado.
Según refiere la situación actual en los sitios de memoria es alarmante. La reducción de personal afectó las áreas de investigación, la coordinación de las visitas que realizaban las escuelas o los que realizaban tareas de conservación.
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