
El juez Manuel García Mansilla presentó este lunes su renuncia indeclinable a la Corte Suprema de Justicia, apenas 40 días después de haber asumido. Su salida se da tras el rechazo de su pliego en el Senado y una medida cautelar que le prohibía ejercer funciones. Con su baja, el máximo tribunal vuelve a quedar con tres miembros: Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz.
García Mansilla había sido designado por Javier Milei mediante el decreto 137/25, firmado el 25 de febrero, y juró en el cargo el 27 de marzo. La misma norma incluía al juez federal Ariel Lijo, quien todavía no asumió su lugar en la Corte al negarse a renunciar a su actual puesto, una exigencia impuesta por el propio tribunal.
El último viernes, el Senado rechazó por amplia mayoría ambos nombramientos, lo que intensificó la presión sobre García Mansilla. En paralelo, el juez federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla, dictó una medida cautelar que le prohibía firmar resoluciones durante 90 días, hasta tanto se resolviera la legalidad del decreto presidencial.
La cautelar fue solicitada por el abogado Jorge Rizzo y el constitucionalista Andrés Gil Domínguez, quienes sostuvieron que la designación vulneraba la independencia del Poder Judicial. Ramos Padilla fundamentó su fallo en el artículo 99 inciso 19 de la Constitución Nacional, que impide a un juez actuar sin acuerdo del Senado. “La falta de acuerdo no puede ser reemplazada por una decisión del Ejecutivo”, advirtió.
En las últimas horas, el Gobierno Nacional había presentado una medida para anular dicha cautelar, argumentando que interfería en la independencia del Poder Judicial. Sin embargo, el magistrado cortó con el conflicto judicial de un plumazo al presentar su renuncia. La salida de García Mansilla reaviva el debate sobre los mecanismos de designación en la Corte y deja en suspenso el futuro del intento oficialista de completar el tribunal.